La esquina musulmana

*En el Centro Histórico de la Ciudad de Puebla llama la atención un edificio con una cúpula en forma de cebolla, un elemento característico de la arquitectura musulmana, construido a finales del siglo XIX

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- En la confluencia de la calle Reforma y la 5 de Mayo resalta una cúpula en forma de cebolla, conocida como bulbosa, un elemento característico de la arquitectura musulmana. Se trata del Antiguo Círculo español, edificio construido a finales del siglo XIX.

Cada mañana en la esquina musulmana la gente que va hacia sus trabajos no repara en cómo la sombra de las copas de los árboles cubre algunas de las ventanas, mientras la luz del sol cae justo en la esquina donde la estructura es tubular.

La fachada conserva un tono rosado tenue, las ventanas son de madera y los vidrios están cubiertos de un material blanco que impide observar que hay detrás de ellas. Los balcones pocas veces son abiertos, y casi nunca hay alguien que salga de ellos a observar el primer cuadro de la ciudad.

Abajo, como desde hace años, comercios que abren sus cortinas y exhiben en los aparadores ropa, antes con locales de La Palestina y La Iberia y ahora con una marca mexicana que tiene una sucursal más adelante para hombres y mujeres, y en en sitio sólo prendas para niñas y niños.

También alberga un lugar que ha sido ocupado por años para comercializar billetes de lotería, que son pegados en una vitrina para que quienes los compran puedan elegir el número de la suerte.

Uno que otro turista se percata del edificio que contrasta con el resto del estilo colonial del Centro Histórico de Puebla desde la contraesquina del zócalo y aprovecha para tomar fotos.

Por las tardes, la esquina está repleta de gente que pasa con las bolsas de sus compras, vendedores de billetes de lotería y otros que piden donaciones. Un organillero toca melodías clásicas y un globero se pasea con su mercancía.

El edificio fue construido por un austuriano llamado Ángel Díaz Rubín, un que logró hacerse de una fortuna en Puebla, casado con Josefina Velasco, una mujer de origen veracruzano pero residente en la capital del estado.

De acuerdo con historiadores, pertenecía a un grupo de extranjeros que llegaron al país poco antes del régimen porfiriano, quienes controlaron por años las fuentes de créditos.

Ángel Díaz Rubín fue conocido por su éxito con las fábricas textiles en Atlixco, así como por las inversiones de su hermano José, las cuales los ubicaban como dos empresarios con recursos prominentes en la entidad.

Ambos se hicieron del ingenio de Atencingo y una fábrica textil llamada La Covadonga, así como La Concepción y El Carmen. Ángel llegó a la capital desde 1894 y habitó la zona hasta el año de su muerte, ocurrida en 1913.

 

 

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